Yo detesto el ocaso,
prefiero la alborada;
si la vejez no es justa
ni tampoco la muerte.
Llevo un alma de niña
eterna enamorada,
que desdeña lo efímero
de la vida y la suerte.
No quiero el pelo cano,
ni la boca marchita.
todavía conservo
cristalina la risa,
un fulgor que reluce
en la chispa del ojo
y en los labios un fuego
de algún beso que añoro.
Adoro yo el aroma
de las flores tempranas,
el sol que me deslumbra
con su luz de mañana.
Y que no me convenzan
que el partir es sagrado,
que me mudo de traje,
que traspaso de plano.
Yo detesto el ocaso…
Resignada me ato
al decreto del cielo,
al sublime mandato,
pero conste que espero
sólo rosas de mayo.
©Gloria Gayoso
Gracias, Sergio Rodríguez Sosa, por publicar mis versos . Sepan que todo el equipo de Encuentro al Sur , está en mi corazón. Cariños.
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