Es domingo de octubre
Dios bosteza en el templo.
Sólo hay urgencias frívolas,
compras, divertimentos,
almuerzos apurados,
procesión de silencios,
mensajes quebradizos
asoman al teléfono.
Soledades de sombras
caminan por el centro.
Gritos de ahogos rancios,
rumiantes de recuerdos.
Es domingo y las horas
fracasan en su intento
de distraer al mundo
con su tic tac al viento.
Alguien está esperando
que alguno lleve un rezo.
Dios queda muy lejano…
cerca del cementerio.
La comparsa de turno
prescinde de su aliento.
Sobre un sofá mullido
se desmaya de angustia,
el tonto homo incrédulo.
©Gloria Gayoso Rodríguez
Aprovechemos nuestro valioso tiempo, tiempo regalado por Dios para hacer servicio y llenar nuestras vidas de lo que realmente vale la pena: trabajar para Dios y por las almas de otros seres que necesitan de ti y de mi….en que gastas tu tiempo, hermano (a) que lees estas lineas? Hablale a Tu Salvador para que te abra las puertas de los lugares y oportunidades que EL quiere aprovecharte. Pero avanza, porque si esperas o lo piensas mucho, se te acaba y entonces vendran las consecuencias. Me entendiste?
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Que bien describes al ser humano cuando dices “Se desmaya de angustias el tonto homo incrédulo” Cuanta incertidumbre hace que afloren de esas angustias. Comprender que al igual que una mariposa, el vuelo de nuestra existencia es cero en el tiempo de Dios.
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