Carola no sabía leer, solo lavar y planchar, una pobre campesina que floreció en la distracción de los políticos. Sus pezones estaban prohibidos a la pasión; ofrecidos a la lluvia y a la brisa de su pocilga. Tenía un vientre descuartizado por once hijos y ninguno se acordó donde nació, su comadrona perdió la memoria y se lavó las manos en el rio. Hoy día es rica y maneja un Mercedes Benz y usa unas gafas oscuras, gracias a la economía subterránea.
En su vocabulario no había pichones, solo sabía lo que le habían enseñado… Matar a los pichones, y mató los pichones, odiar las estrellas, y odio a las estrellas, tener un corazón de piedra, y tuvo un corazón de piedra. Entonces grito: ¡Viva lo que sea! abajo lo que venga! ¡muera lo que sea! Todavía la anda buscando el hijo que le queda.
©Edwin Ferrer
Excelente tu relato. A veces la ignorancia hace que nos hagamos amigos del diablo. ¡Dios nos cuide! Hay muchas Carolas lanzando ¡Vivas¡ al viento, vendiendo el alma sin pensar en las consecuencias.
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Por donde andara la Carola? Cuantos abriles tendra? Donde vivira? A quien le hablara? Quien tendra compasion de ella? Quien la ayudara? Cogeria cupones del WIC? No, no creo, con ese Mercedes Benz, no cualificaria…pero a lo mejor mintio…
Gracias, Edwin. Como siempre, te botaste y me transportaste!
Feliz dia!
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