Soledad / Edwin Ferrer
Después de un desenlace cruel, a Soledad se le hizo muy difícil creer en el amor. Solo leía a uno de los románticos famosos del siglo dieciocho y principio del diecinueve.
Un día se acercó a la playa y vio un pescador tirando tarraya y pensó que sería la última oportunidad de atraparlo. Tomó la red del hombre en sus manos, se puso la mitad sobre el hombro y el resto de cordoncillo en la boca. Miró hacia atrás y con una fuerza increíble, logró extender la red hasta el horizonte.
Poco después de la puesta del sol haló con fuerza y al separar las redes encontró una botella con un mensaje adentro que leyó en voz alta:
“Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas; me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de dónde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche, en ira y en piedad se anegó el alma. ¡Y entonces comprendí por qué se llora, y entonces comprendí por qué se mata! Pasó la nube de dolor…. Con pena logré balbucear breves palabras… ¿Quién me dio la noticia?… Un fiel amigo… Me hacía un gran favor… Le di las gracias.”
Gustavo A. Bécquer
© Edwin Ferrer
¡Hermosísimo! La soledad y el mar y el mensaje. La fuerza a veces viene del más allá. Excelente texto.
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¡Excelente! La imagen de “Miró hacia atrás y con una fuerza increíble, logró extender la red hasta el horizonte” la interpreto como la fuerza que le dio su pasado, la esperanza, pero bien le contesto el mar, ¡le hacían un gran favor! ¿O fue el pescador que hábilmente se le escapo?
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