—Si no hay coca, no hay mujeres—, eso dijo cerca y en voz alta frente a sus flejecitos.
El caso fue… que después de veinte años malgastó todo el dinero que Diosito le había concedido. Con una palidez de guata de pan aseguró que tuvo una visión y comenzó a predicar de nuevo en el templo.
Kaminero
©Edwin Ferrer
Y que muchos habemos como estos, ah? Me has hecho reir viendo el lobo dentro del cuerpo de la ovejita….aaajajajajajaja, ay Padre, Edwin tu estas “de madre,” chico!! Cuidao que por ahi viene el lobo a tragarte…….jajajajaja!
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